1. 2 La dualidad actor-situación.

Uno de los principios generales de los que surge el análisis estratégico es la categoría actor-situación. Es un concepto dual, desprovisto de sentido completo con una lectura autónoma de cada uno de sus dos elementos. Un actor es una persona natural o jurídica – también un grupo articulado de interés y decisión, es decir un grupo capaz de unificar criterios de análisis y manejar procedimientos para la toma de decisiones, aunque no sea una persona jurídica, por ejemplo, un grupo mafioso o un grupo terrorista que explica una situación en la que, por su interés, está motivado a participar, accionar, decidir. Quizá valga añadir que un actor también podría formar parte de la situación que explica otro, sin que, al menos temporalmente, lo sepa. Por ejemplo, una chica puede estar investigando cosas de otra chica de su escuela porque ella le atrae. Por eso la observa, pregunta a otras personas por ella y al estar interesada en ella, pareciera que hace a la chica actora de su situación aún sin ella saberlo. Otro ejemplo es el del gobierno de un país que sospeche que su vecino prepara una guerra en su contra, porque ha comprado recientemente armamentos, cuando podría no ser cierto. Somos a veces actores de las situaciones de otros, aún sin saberlo.  

Nuestra perspectiva de la realidad está condicionada por nuestra posición, por quiénes somos y qué esperamos ver.  

Para este enfoque metodológico de las interacciones sociales, el actor lo es, precisamente, por esta capacidad de construir explicaciones situacionales con respecto a los asuntos que le afectan, los que le motivan a actuar. La realidad no está allí como un conjunto externo, ajeno, impuesto, generalizable. La realidad es situacional, es decir, es relativa al actor que la explica. Dos actores observando aparentemente lo mismo, están construyendo explicaciones distintas de lo que observan, de lo que perciben. Allá donde las explicaciones de dos actores coinciden, solo se demuestra la posibilidad misma de que coincidan las explicaciones, la posibilidad de establecer consensos entre actores diferentes sobre las explicaciones de la realidad (por ejemplo, a partir de sus intereses, cultura compartida, capacidades expresivas, etcétera), pero, de ningún modo, ello debe llevarnos a suponer que la realidad existe tal cual la explican estos dos (o doce, cien o mil) actores.

Probablemente, además, en aquellas explicaciones compartidas, hay matices presentes en cada versión de cada actor que no son completamente coincidentes, rara vez el consenso explicativo es total, con todos sus detalles. Construir consensos, como técnica de interacción estratégica, supone obviar detalles y diferencias no medulares, para “redondear” y resaltar el área común de cada explicación.

La situación es la explicación de la realidad que hace un actor. De aquí el concepto dual. No existe actor sin situación. No existe situación sin actor. De hecho, “la situación” con ese determinante “la” que le antecede, es casi una contradicción. Sirve solo para que se pueda precisar y distinguir entre varias situaciones a una sola, pero no refleja el alcance que podríamos darle en forma de generalización, “la situación” como “la única situación”. Coloquialmente solemos enfrentarnos a interacciones en las que alguien pregunta “¿Qué tal?, ¿Cómo está la situación?” O bien “¿Qué te parece la situación?” Y solemos abordar respuestas del tipo “mal, francamente mal” o “bien, excelente, todo bien”, aún frente a desconocidos, sin que surja previamente la duda: “eh, disculpa ¿A qué situación te refieres?” Aquí el plano coloquial debe ser superado para asumir que toda realidad admite múltiples explicaciones y, por tanto, múltiples lecturas situacionales. “La realidad es situacional” significa, la realidad es relativa al actor que la explica.

Si no existe “la situación” como algo general y con potencial generalizador más allá de las explicaciones relativas de los actores involucrados, tampoco existe el “Actor” como algo genérico, el que siempre está en todas las situaciones.

Veamos un nuevo ejemplo de actor-situación. Si le preguntasen a usted si cree que sería actor en la siguiente situación, que está conociendo a través de un tercero (por ejemplo, yo, el que se las presenta) ¿Qué responderían? ¿Son ustedes actores en esta situación?:

“Elena y Julio caminan muy juntos en este momento por la vereda de un parque de Estocolmo (Suecia). Ambos parecen inquietos y Julio pareciera “empujar” a Elena contra un árbol del parque, en un área sin mucho tránsito de gente. Elena pareciera forcejear para evitar ser arrinconada, pero Julio la presiona contra el árbol y le busca su boca para forzarle un beso”

Bien, se supone que usted debe haber considerado la información y a continuación, cabría esperar, se le ha hecho evidente que NO es usted actor de esta situación de Elena y Julio. Para usted, probablemente, pareciera tratarse de una narración que no tiene ningún interés y, de tenerlo, surge por simple curiosidad o por razones literarias (revise la definición de actor y re descubra el requisito de “motivado a participar, actuar, decidir”). Pero quizá si les dijesen que Elena es su hermana adolescente (la de usted), escapada hace una semana de su casa y que Julio es conocido porque tiene antecedentes de violencia sexual y abusos, seguramente usted se activaría como actor/a en la situación. Es decir, la condición de actor es situacional. No siempre somos actores.

No existe entonces una respuesta precisa a la pregunta ¿Es “Señor/a X” un actor/a? Por ejemplo ¿es el Gobierno de México un actor? La respuesta sería siempre: depende ¿De qué depende? Y debemos responder entonces a la pregunta ¿Cuál es la situación que explica ese supuesto actor? De eso depende. Podemos imaginar una situación en la que el Gobierno de México sea un actor, por ejemplo, el problema[1] del desempleo juvenil en México (siempre es una suposición, no está aquí presente el Gobierno de México para aclarárnoslo) y otras en las que no lo sea (actor), por ejemplo, la baja productividad de un vivero agrícola en una comunidad rural de Polokwane, en Limpopo (Suráfrica) o la estafa que sufrió de una socia Ana, una empresaria de Brasilia (por no decir que Ana y su socia pueden ser mexicanas y vivir en México, que quizá generaría alguna confusión, pero es probable que igual no sea asunto para considerar al Gobierno de México como actor). No parecen asuntos que trataría como problemas el Gobierno de México, no es actor en estas situaciones.

Ejercicio: Por favor, considere relaciones actor/situación y practique considerar si la situación inicial planteada es también situación para otro actor, ajeno al primero. Revise en el glosario los conceptos de actor y situación.


[1] Para esta propuesta metodológica, todos los problemas son situaciones, es decir, son explicaciones situacionales elaboradas por un actor. Un problema es una situación insatisfactoria desde el punto de vista del actor que lo explica.